Y así de rápido llega el invierno, ya es solsticio de invierno y estamos en Madrid aunque solo unos días, hasta el 10 de enero que volveremos a India, a preparar un par de viajes, uno en Kerala para estudiar Ayurveda y otro en el monasterio tibetano para año nuevo, el 2 de marzo.

 Hace ya un año de la ultima vez que estuvimos con el grupo, así que ya es hora de contar como fue el año pasado en la India. ¡Mas vale tarde que nunca… sobre todo en el tiempo lineal..!

  El vuelo desde Australia nos dejó en Bombay, y de allí fuimos directamente a Goa, a la playa de Arambol. En una semana llegaría el grupo del viaje que teníamos preparado, unas quince personas, así que queríamos tener los transportes, habitaciones, y restaurantes a punto para su llegada. Encontramos unas cabañas preciosas enfrente del mar,  cerca de Arambol, eran perfectas para el grupo, bonitas, limpias, rodeadas de palmeras, en frente de la playa. Así que esperamos tranquilamente disfrutando del mar y tocando el didjeridoo, recordando los sonidos de Australia que tan recientes teníamos en la cabeza. Llego el día en que el grupo aterrizaba, teníamos ya preparados los taxis, las habitaciones y la cena, pero una persona del grupo perdió uno de los vuelos y hubo retrasos, al final conseguimos reunirnos todos a ultima hora de la noche. Me di un baño con Juan, un gran hombre del grupo, a medianoche, con el agua calentita.

De camino al monasterio

Al día siguiente salimos hacia el monasterio de Gaden Shartse, teníamos 5 horas de coche hasta allí. Llegamos por la noche y después de una calurosa bienvenida por parte de los monjes, fuimos a cenar y a nuestras habitaciones. Estábamos a punto de comenzar una semana de enseñanzas del Lam Rim impartidas por el Dalai Lama, todo el mundo estaba contentísimo, ya dentro de uno de los grandes monasterios tibetanos de la India. Después de una noche tranquila dentro de la gran ciudad Lama, desayunamos al amanecer y salimos al templo principal para ver al Dalai Lama, estábamos todos ansiosos por empezar esa semana con él rodeados de tibetanos, después de tantos esfuerzos por llegar hasta allí hecho por cada uno de los que allí llegamos.

Monasterio

Después de desayunar nos encaminamos con la compañía de los monjes hacia el monasterio principal. Cuando llegamos vimos que no dejaban pasar a ningún occidental y pedían el papel del permiso que casi nadie tenía impreso. Nuestro grupo llevaba todos los permisos en regla para estar en el monasterio, y por primera vez en 50 años no dejaron entrar en el templo a quien no tuviera ese papel, nunca había pasado, había cientos de occidentales y tibetanos desconcertados no pudiendo creer que no podían entrar a ver al Dalai Lama por un  papel  que nadie tenía en mano, pero sí tramitado, esperando a las interminables gestiones del gobierno indio. De nuestro grupo lograron entrar 8 personas, que pudieron disfrutar de todo el día en el templo, y el resto nos tuvimos que quedar fuera, indignados, sorprendidos. Los monjes estaban más sorprendidos que nosotros, ya que para ellos era su responsabilidad el que pudiéramos entrar en el monasterio, además habían gastado un montón de dinero en alimentos, permisos, y camas para poder acogernos, y si no podíamos ver al Dalai Lama, la gente se iría. Gran parte del dinero del viaje se queda en la oficina de educación del monasterio para pagar los gastos de manutención, educación y electricidad de los mil quinientos monjes del monasterio.

Despedida de los monjes

Llegó la noche y todo el mundo seguía con la duda, los monjes no nos sabían decir si podríamos entrar al día siguiente o no, y al final optaron por el plan de entrar a las cinco de la mañana antes de que la policía India nos volviera a impedir la entrada. Me despedí de todo el grupo quedando a las cinco para desayunar y entrar al templo.

 De camino a mi habitación ya tranquilo de que todo el grupo entraría el resto de la semana y de que la situación se había normalizado, a punto de relajarme después de un intenso día, antes de entrar me dice nuestro amigo monje Tenzin que había un pequeño problema… Para los tibetanos, después de haber sido invadido y aniquilado su país y casi su cultura por el gobierno chino hace ya mas de cincuenta años, cualquier cosa es un pequeño problema, así es de relativo todo.

Ese pequeño problema era que la policía India posiblemente instigada por el gobierno chino iba a hacer una redada por la mañana pidiendo los papeles que nadie tenía, y que teníamos que salir del monasterio porque los monjes no podían hace nada y no queríamos causarles problemas.

 Así que nos reunimos todo el grupo, traduciendo lo que me iban diciendo los monjes, hablamos de la parte práctica de las enseñanzas del Lam Rim.

Chema con los monjes

Nunca había pasado eso en 50 años y no ha vuelto a pasar que yo sepa, y estaba por encima de nuestras posibilidades. Nuestros permisos estaban en regla pero el problema venía de mas arriba, y era la realidad que nos rodeaba. Casualmente el Dalai Lama, en las enseñanzas de ese día explicó que la teoría espiritual y las medallas astrales no servían para nada si carecíamos de flexibilidad, de comprensión y compasión.

La aceptación de los cambios era la base para poder vivir en un Universo impermanente, y eso era un cambio drástico en plenas enseñanzas. Expliqué que teníamos dos opciones, angustiarnos y sufrir por no poder estar más en el monasterio o continuar con el viaje que la vida nos ofrecía en ese momento. Les ofrecí irnos esa misma noche alquilando un autobús local a un lugar paradisíaco lleno de templos y lugares sagrados donde estaríamos de maravilla y poder visitar más lugares, una oportunidad única para practicar las enseñanzas de las que hablaba el Dalai Lama sin obtener ningún diploma de asistencia.

Algunos se lo tomaron de maravilla, a otros les costó más y alguna lágrima resbaló por las mejillas.

Era un Shock, pero la vida da muchos de estos shoks, y era un viaje espiritual, como todo lo es. Así que nos tocaba practicar compasión, despego, compañerismo, flexibilidad, y buen humor.

Hampi

 Me sorprendió el buen humor y jolgorio con el que salimos del monasterio,  realmente salimos cantando y riendo mientras los monjes se despedían de nosotros con abrazos y con cara de resignación. Ellos perderían gran parte del dinero que les íbamos a dar y todo lo que gastaron en alimentos y acomodación. El dinero que íbamos a utilizar en el monasterio nos lo tuvimos que llevar para poder seguir con el viaje, ya  que aún nos quedaban diez días, y todo el grupo decidió que siguiéramos con el viaje de aventura en vez de devolverles el dinero para que viajaran por su cuenta.

 Nos convertimos en escapistas de un campamento de refugiados, y salimos de muy buen humor, ya que amargándonos y preocupándonos no íbamos a cambiar nada. Los monjes, sí que estaban muy preocupados, decidieron que nos acompañaran dos amigos tibetanos, el monje Tenzin y Norbu, ayudante del monasterio. A pesar de que con nosotros estaban tranquilos ya que sabían de nuestra experiencia viajando por India, tenían otros grupos a su disposición que era la primera vez que viajaban a India, como uno de canadienses menores de edad, los de singapur que iban únicamente a ver las enseñanzas, incluso una princesa tibetana que se quedó a las puertas y siendo expulsada de muy malas formas por la policía india…

Al día siguiente tras toda una noche de camino en el minibus, en el que Beatriz y yo tuvimos que dormir en el suelo ya que no había plazas para todos, llegamos al paraíso de Hampi, y encontramos un pequeño resort con cabañas  preciosas entre cocoteros cerca del río y dónde los templos. Allí se instaló todo el mundo y pudimos descansar tranquilamente después de la fuga nocturna.

Carmen en la hamaca

Para mi Hampi es uno de los lugares más maravillosos del Mundo. Fue la ciudad más grande de todo el sur de la India. Ahora eran cientos de templos y ruinas de palacios entre una exuberante vegetación de palmeras y plataneros, atravesado por un impresionante rio, el  Thungabhadra, un río sagrado para los hinduistas, en el que siempre nos bañamos, rodeados del paraíso.

 Habíamos preparado ese viaje para estar todos los días en el monasterio, y teníamos programa para cada día pero una vez fuera del monasterio éramos un grupo de refugiados, por verlo de alguna manera. Yo me responsabilicé de que estuviéramos en lugares seguros y que no tuvieran que gastar más dinero del que habían puesto para el viaje. Pero les dije que ahora teníamos que decidir entre todos y que ellos como grupo tenía que opinar. La mayoría lo entendió, aunque alguna persona esperaba que yo ordenara en cada momento lo que había que hacer.

Kike y Tenzin

Ya hemos comprobado en varios viajes que hay personas que no están acostumbradas a elegir y que prefieren que les manden y obedecer. Era responsable de ellos, pero no fue error mío la fuga del monasterio. Así que estuvimos toda la semana en Hampi y la verdad es que lo pasamos genial. Cada día visitábamos templos y lugares asombrosos, y pudimos ver parte de la India profunda en las aldeas y pueblos cercanos. Tenzin, uno de los monjes del monasterio con el que hemos trabajado durante cinco años por España , vino a vernos a Hampi un par de días . En mi cumpleaños todo el grupo hizo una gran fiesta, y me hicieron unos cuantos regalos, incluso pusieron letra a una canción con lo ocurrido en el viaje. Nos juntamos un par de noches al rededor de la hoguera en el lugar de nuestro viejo amigo Deepak, el glorioso Laughing Buddha.

(Próximamente pondremos el video del cumple… muy divertido!)

Y una mención especial se merece nuestro gran amigo Chema que a pesar de ir en silla de ruedas ha sido la persona más flexible, compasivo y budista de todos! Hablaremos de él más extendidamente en otro post, ya que es una historia aparte… (Por ahora podéis saber más de él en el blog de Ku)

Volvimos a Goa días después y fuimos despidiéndonos del grupo, ya que todos volvían a España. La gran mayoría del grupo estaba encantado con el viaje, aunque no tuviera nada que ver con lo que habíamos planeado, pero cuando hay fuerzas mayores que se nos escapan, hay que fluir, improvisar, tener los ojos abiertos, y la mente expectante, porque nunca se sabe lo que va a traer un cambio, aunque parezca malo a priori. El árbol más flexible es el que sobrevive al huracán.

Nosotros, después de dejar al grupo en Goa, salimos hacia Gokarna, las playas al sur de Goa, una zona sagrada desde hace cinco mil años con unas impresionantes playas, en las que vivimos tranquilamente en cabañas al lado del mar y nos reunimos con montones de personas viajeras del mundo. Después volvimos a Hampi para pasar la Navidad y el año nuevo en nuestro querido paraíso, hace exactamente un año, un día como hoy. Para continuar con nuestros estudios de ayurveda en el ambiente más local posible, porque ante todo, hay que investigar!!

Y ahí quedo el año 2012 y aquí queda el año 2013. Otro año más, bueno, malo? Depende de cada uno, de sus expectativas, de sus circunstancias, de con qué lo compare, de su flexibilidad, al fin y al cabo, todo es impermanente, y todo se agota, y un año bueno o malo, depende en la mayoría de los casos de nuestra manera de aceptar esa impermanencia.

 Que venga el 2014 con mas comprensión, flexibilidad y compasión en general, y que lo que tenga que pasar que pase. Cada año queremos un mundo mejor, y para eso no basta con desearlo, tenemos que ser mejores nosotros, y que las palabras no se las lleve el viento. ¡A ser felices que son dos días! O dos mil, pero ¡a ser felices!

pd: ¡¡Muchas gracias a Chema, Carmen y Any por dejarnos poner algunas de sus fotografías en este post!!!