La mañana siguiente, después de desayunar y agradecer a Mike su infinita hospitalidad, salimos hacia Glastonbury, uno de los lugares más míticos, legendarios y curiosos de toda Inglaterra, considerada desde hace siglos como la isla de Avalon, y su representación terrenal.  La cima de su colina, llamada Tor, en la que por supuesto se encuentra lo que queda de una iglesia consagrada a Saint Michael, esta atravesada por las líneas Ley que recorren el país, Mary y Michael, y a ella peregrinaba gente desde al menos diez mil años.

 En esta pequeña ciudad se unen y se entremezclan leyendas y mitos que se confunden en la lejanía de los tiempos. Por un lado hay mucha gente que piensa que lo que ahora es Glastonbury fue una vez la isla de Avalon. Se sabe que durante más de seis meses al año, Glastonbury y su colina se convertía en una isla, y así lo demuestran los descubrimientos arqueológicos, que sacaron a la luz evidencias de una aldea lacustre hace dos milenios. Y en las fuentes de su manantial blanco se siguen realizando rituales a la diosa por gentes venidas de todo el mundo. En su interior hay altares a Cernunos y a la Diosa, entre la oscuridad y la humedad de la gruta. Te transporta  a otros tiempos, a otras civilizaciones, a cuando la realidad del mundo era absolutamente diferente a la de ahora.

  Por otro lado se piensa que José de Arimatea, el tío de la virgen María, que era comerciante de estaño y cobre, comerciaba con las minas romanas de Cornwall, y en uno se sus viajes se trajo a su pequeño sobrino Jesús.  Allí donde ahora reposan las ruinas de la vieja abadía, se dice que José de Arimatea hizo un pequeño lugar para rezar. Una pequeña construcción circular hecha con palos de madera.  Y por si fuera poco en el siglo XI se encontraron supuestamente los huesos del rey Arturo, y se llevaron hasta el crucero de la abadía y permanecieron allí hasta la disolución y destrucción de esta en el siglo XVI, con lo cual Glastonbury se convirtió en uno de los más importantes lugares de peregrinación para los seguidores de las leyendas artúricas.

  Junto con David y Dani, visitamos las ruinas de la abadía, por las que pasan y se cruzan en el antiguo altar mayor (qué casualidad) las líneas Ley de Mary y Michael, subimos más tarde a la colina del Tor, y paseamos por la High Street ( calle principal) viendo las impresionantes librerías y tiendas en las que se vende la más puntera parafernalia espiritual y la más amplia oferta de recursos y terapias espirituales que te puedas imaginar. Glastonbury es una curiosa mezcla de culturas antiguas con la más moderna mentalidad de new age que hay en Inglaterra.

Esa noche decidimos dormir en Wiltshire, en la colina de Knap Hill, la zona de los crop circles, a ver si la mañana siguiente podríamos ver alguno nuevo.

  Se levantó lluviosa la mañana y decidimos ir hacia Salisbury y Stonehenge.  Este es uno de los lugares más misteriosos de la Tierra. Sus inmensísimos bloques de piedra están colocados de tal manera que se pueden llegar a predecir solsticios y equinoccios, e incluso eclipses de sol. Se desconoce todo sobre la construcción de Stonehenge y sobre su verdadera finalidad, ahí queda para contemplarlo y soñar con cómo sería ese lugar hace cuatro mil años y las cosas que se harían.

 De allí subimos a la colina de Old Sarum, donde se encuentran los restos de lo que fue la original ciudad de Salisbury, hasta que se llevó a su actual emplazamiento. Volvimos a Wiltshire con tiempo para ver dos crop circles más, uno de hacía un par de días y otro de hace un par de semanas. Viv, una de las mujeres que lleva más de dos décadas observando el fenómeno, nos dijo que pasó toda la noche anterior dentro del crop circle y que sintió una energía tan fuerte que no pudo dormir ni un minuto. Nosotros no sentimos nada, más que la acostumbrada admiración ante tan misteriosas obras geométricas.  Cenamos en una vieja taberna de Marlborugh, y nos reímos muchísimo  los cuatro. Era la última noche del viaje, y siempre es un privilegio acabar con tan buen humor y con una relación tan buena con los participantes del viaje.

Nochecita en la colina de Knap Hill, y retirada al aeropuerto de Bristol al amanecer. Siempre es un placer que la gente que ha viajado con nosotros quede contenta y encantada, y lleguen seguros a casa. Han sido unos días maravillosos y muy fluidos con Dani y David, ¡así da gusto viajar!

 De vuelta a Cornall, pasamos por Stanton Drew, el tercer círculo de piedras más grande de Inglaterra. Son realmente tres círculos de piedras que se alinean entre ellos apuntando a los solsticios de Invierno y al de verano, alineándose con la Iglesia de Saint Mary y con otro gran dolmen cercano. Un lugar perdido en una aldea ganadera que prácticamente nadie visita ni conoce. Ví unos mapas de las líneas de energías telúricas que lo circundaban y era impresionante.  Un lugar muy digno de visitar.

 Y aquí estamos ahora en pleno Maker Festival, como todos los años, un encantador festival local de todo tipo de música en el que nos reunimos cada año con los viejos amigos de la comarca. Esto parece el país de los Hobbits, en plenas fiestas. Entre colinas llenas de flores, acantilados escarpados e ingleses con sombreros piratas. Hasta después del festival, vamos a desfasar un poquillo.