El tiempo sigue volando, y llevamos justo un mes en Kerala, es hora de escribir un poco, y contar como va por estos mundos.
Llegamos a Kerala, al aeropuerto de Kochi hace justo un mes, la luna estaba casi en la misma posición en el cielo. Paramos en Fort Kochi para comprar unos libros de Ayurveda en una librería buenísima y fuimos directamente a la playa de Marari a unos 50 km al sur, la misma en la que estuvimos el año pasado más de un mes. Fuimos directamente a casa de nuestros amigos con los que vivimos en su casa el año pasado, Kuñi Kuñi y Tracia, una entrañable pareja. El hombre en sus tiempos fue pescador, y ahora ha puesto unas hamacas en la playa para ganarse la vida.
Volvimos a ver a todos nuestros amigos del año pasado, era casi como volver a casa, pero en otra vida paralela. Vinieron unos días nuestros amigos Charly, Isra y María, y estuvimos de playa muy a gusto con ellos. Ese mismo día llego Carlos el hermano de Beatriz. Yo me fui con Charly e Isra a las montañas de Munnar, para enseñarles las maravillosas plantaciones de té en las colinas, y los dólmenes neolíticos de Marayoor. Paramos en la aldea de Kanthaloor, a ver a un hombre que conocí hace tres años, que vivía con su familia en una casa de mas de cuatrocientos años, hecha de barro y palos.
Dormimos en Munnar esa Noche y al día siguiente me despedí de mis dos amigos. Encontré un coche que justo salía en ese momento hacia Marayoor, y volví a las montañas de los ancestros, llenas de impresionantes dólmenes de cuatro mil años de antigüedad. Volví a subir a Kanthaloor y me quedé a dormir en casa de mi viejo amigo Escobal. Disfrutaba estando en esa viejísima casa en la que vivieron y se criaron sus tatarabuelos.
Un día mas en la aldea y en los dólmenes y volví hacia Marari. Allí me esperaba Beatriz, que se estaba dando un tratamiento ayurvédico de una semana para su pierna rota en el accidente de Ibiza. Hemos venido un par de meses para estudiar Ayurveda en mas profundidad, para que Beatriz se haga una terapia en condiciones para mejor la curación de su rotura, con masajes y aceites, sin maquinas, sin electricidad, puramente medicinas naturales y las terapias ancestrales del Ayurveda. En unos días la inflamación que arrastraba desde hace meses bajo y mejoró el color de la piel. Empezaron a echarle aceite con unas telas de algodón y a darla masajes con aceites especiales para fracturas. Estuvo una semana dándose el tratamiento en la casa de una familia de médicos, llena de botes y armarios llenos de medicinas, y cazuelas para preparar ellos mismos sus aceites y medicinas.
Una de esas noches fuimos al Sea Shore, a comer dónde nuestro amigo Faisal, en Aleppi, y nos encontramos con Irene y Charela, dos chicas españolas que vivían en Ibiza, ¡incluso Irene era de Extremadura! y habían venido justo a estudiar Ayurveda en Kerala. Nos recomendaron una escuela local en las montañas, justo la misma de la que me habló un terapeuta indio en Munnar, así que como todavía no teníamos ni idea de dónde pasar los dos próximos meses, pensamos que había que conocer ese lugar y meternos hasta el fondo en el tema.
Nos fuimos en coche hasta la escuela de las montañas, al lado de una aldea llamada Vazhavara, en la provincia de Idukki en plenas montañas de Kerala. Al llegar nos saludo Sibi, el director de la escuela, y subimos a ver directamente las clases de Yoga, y allí volvimos a encontrarnos con Irene y Charela. Nos encantó la escuela, un edificio con una vistas impresionantes, en plena montaña, en plena naturaleza, al lado del lago de Idukki. Al mismo día siguiente comenzamos las clases, nos encantaron los profesores, las terapias, y el lugar, un sitio perfecto en plena naturaleza, perfecto para estudiar, practicar y recibir terapias ayurvédicas… y quizá encontrar el doctor que necesitamos para nuestro nuevo centro de terapias naturales, ayurveda y fisioterapia en Ibiza (próximamente en www.ayurvidaibiza.com)
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