Como somos culos de mal asiento, no paramos muchos días en Madrid. A los tres días tomé el tren hacia Plasencia para ver a mis sobrinitas Alma y Padme, disfruté mucho con ellas, y pude ver el nuevo centro de Yoga, masajes y psicología que ha abierto mi hermano con Ana, su mujer, y con Ana Cortés. Forma parte de lo que queremos hacer en Extremadura, en la fincas del Camocho. Un centro integral, donde se den terapias diferentes, y además se pueda tender a vivir de una manera diferente que la oficial y programada. Poco a poco iremos haciendo mundos paralelos, como los que se van haciendo por todo el mundo, en los que utilicemos otras medicinas, otras terapias, otra educación, otros alimentos y otros modos de vida, no programados por esta sociedad maquinal.


De allí, pocos días después fuimos toda la familia a Burgos, nuestra querida ciudad, a pasar el cumpleaños de mi padre. Nos encanta celebrarlo allí en esa preciosas ciudad, y dar paseos por los bosques de Fuentes Blancas y tirarnos con las niñas por los grandes toboganes. Que a gusto se está en Burgos. Una breves vivitas a la catedral, a la que me he colado en más de seis ocasiones por los andamios, en visitas nocturnas, hasta la punta de sus torres. Corretear por una noche por los tejados, naves y torres de la Catedral de Burgos a la luz de la luna es una de las sensaciones más gloriosas que he tenido. Entre la altura, la luz de la luna, el miedo a que te pillen dentro, el ruido de los andamios y la pasión por el Gótico. Fuimos también a la cartuja de Miraflores y al monasterio de San Pedro Cardeña , a comprar un licor que hacen los monjes cartujos que es un elixir de los dioses.

A la vuelta de Burgos, quedé con mis viejos amigos Sergio, y Jorge, para dar un paseo por algún lugar de la sierra de Madrid. Ese paseo se convirtió en una buena aventura al traspasar un par de vallas y subir hasta el pie de la cruz del Valle de los Caídos.

 La montaña en la que se encuentra esa cruz , ya fue un lugar utilizado hace miles de años como se puede ver en las cazoletas de época neolítica que se encuentra por la cima. No me voy a meter con el significado de esa cruz, ni lo absurdote su construcción egipcia, ni los bestiales sacrificios y sufrimientos que se dieron en su construcción. El lugar es impresionante, y estar debajo de ese mamotreto, y debajo de las estatuas gigantescas de los evangelistas es algo asombroso. Sobretodo si estamos solos, sin ningún turista, ni nadie alrededor. No hicimos mal a nadie, simplemente saltamos unas vallas y disfrutamos del lugar.

 Pocos días después fui a Segovia a ver a mi buen amigo Juan Vaquero, de vez en cuando voy a Segovia a pasar unos buenos momentos cósmicos con él, en la maravillosa, y única casa de su abuelo el Pintor y arquitecto Vaquero-Turcios.

 Al día siguiente fuimos a visitar a su amigo Cayetano, en una casa de ensueño al final del acueducto. Me parecía estar en otra época realmente a pasar por esas salas, prácticamente intactas desde hace mas de un siglo. Hablamos de temas cósmicos y sociales, y sobre nuestros amigos los lamas tibetanos. Intentaré que los lamas puedan ir a su casa a conocerle y a hacer algún ritual en su gira.

 Mientras tanto hemos estado pintando la casa de mi tío Miguel, y haciendo obra. Con ello nos hemos ganado los billetes de avión para Australia, para ir a ver el eclipse total de Sol del 13 de Noviembre. Estamos también preparando un viaje a la India para ir al monasterio de los monjes con los que trabajamos, por cierto ahora están en nuestra casa hasta el mes que viene, están terminando su gira por toda España. El viaje a la India nos come gran parte del tiempo, entre preparar permisos, visados, mirar vuelos, contestar mensajes, buscar habitaciones etc, pero es por  una buena causa, ya que la gran parte del dinero se quedará en el monasterio, y de esos viajes y de las giras que hacen, el monasterio va sobreviviendo. Son mil quinientos monjes a los que dar cobijo, electricidad, educación , ropa y comida y eso es mucha pasta, así que se lo tienen que financiar con la ayuda de los occidentales que disfruten de esas visitas y prácticas.

Casi con las manos llenas de pintura, salimos hacia el pueblo de la abuela de Beatriz, Priego, en la provincia de Cuenca. Un bonito pueblo, en medio de un valle al pie de una impresionante cañón sobre el río Escabas, que marca el límite con las altiplanicies de la Alcarria. Eran las fiestas del pueblo, como cada año a mediados de Septiembre. Siempre que podemos vamos a las fiestas, ya que nos hacen sentirnos de nuestro país, de nuestras gentes. Sobretodo nos gusta la charanga, cuando a las cinco de la mañana, se unen unos cuantos del pueblo, con trompetas y tambores a canturrear por todas las calles del pueblo a grito pelado. ¡¡que español!.  Fuimos con nuestra amiga Norma, de México y Jesús el primo de Beatriz. Unos días de buena comida, peñas y bailes, toro de fuego (un hombre con una plataforma sobre él, con forma de toro persiguiendo a todo el mundo por la plaza saltando chispas y petardos), y algún que otro vasito de orujo sanador.

Una de los atardeceres fuimos a la ermita donde está el Cristo, que es el patrón. Comprobamos que justo el día del Cristo, que es el más importante, el sol del atardecer atravesaba la iglesia, entrando por la puerta e incidiendo justo con sus últimos rayos en el sagrario, iluminándolo todo de dorado, igual que hacían en los santuarios de Egipto en los días de fiesta de la divinidad correspondiente. Los constructores de los templos antiguos tenían muchas cosas en cuenta que ahora se nos escapan.

 Otros pocos días más en Madrid pintando, y de vuelta a la carretera hacia Plasencia, para el tercer cumpleaños de la pequeña sobrina Padme. Estuvimos junto a decenas de niños celebrando otros cumpleaños y fiestas en el parque de la Isla. La calidad de vida de los pueblos es mucho mayor que en las grandes ciudades, el poder corretear por ese gran parque al lado del río, con toda tranquilidad es un ventaja que en Madrid casi no se tiene. Al día siguiente junto a mis padres, Beatriz y las sobris, fuimos a nuestro querido Camocho, a  hacer una buena barbacoa y pasear por la naturaleza. Algún día tendremos en esas tierras el mundo paralelo que soñamos. Fue un placer estar allí con la familia, en un bonito día de finales de verano y principios de Otoño, ya que mientras comíamos debajo de un frondoso árbol, el plano del Ecuador tocaba y se sobreponía al plano de la elíptica y cambiaba del verano al otoño.

 “A tres meses del famoso 21 de Diciembre de 2012, ¿Qué ocurrirá? ¿cambiará el mundo? ¿cambiará la Tierra? ¿la civilización? ¿Habrá tormentas solares, cambio de ejes, ascensión a otra dimensión, guerras, cambio de polos, llegada del rayo fotónico del centro de la Galaxia, llegan oficialmente los extraterrestres, fin del imperio, liberación de la humanidad, o será un día mas, con sus cambios y sus historias, como tantos otros días? Hay mucha expectación por el tema, nadie sabe nada realmente, se habla mucho, y la gente inventa y vende mucho, ¿cómo puede haber tantas predicciones y tantos eventos diferentes en una misma fecha? ¿de dónde sale todo eso? ¿quiénes son los interesados en difundirlo o en ocultarlo? Bueno cada uno lo sabrá cuando llegue ese día y no antes.  Lo que si está claro es que millones de personas están concentradas en esa fecha y desean en el fondo de su corazón un gran cambio, una evolución, y eso ya es un cambio en sí.